Un granjero va con su hijo Raúl, muy aficionado al fútbol, a la finca del señor Tamero, un potentado y dueño de las tierras que cultiva, para tratar de negocios. Allí está también Hernán, hijo del dueño, quien insiste en jugar al balón con Raúl y después en beber cerveza y bañarse en la piscina.